La ilusión de control del emprendedor

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Muchas veces nos obsesionamos por aprender tácticas y estrategias, y eso está bien, pero ser emprendedor va más allá. De hecho, a veces, es más importante comprender cómo funcionan de verdad las cosas, adquirir un conocimiento del «juego» en general, especialmente respecto a temas más «intangibles» todavía que el Marketing o las ventas. Esas reglas de juego no escritas son las que los veteranos aprenden por ensayo y error, y las que no se ven en los libros de gestión. Una de ellas es comprender y asumir lo que es «la ilusión de control».

Al final, no importa lo mucho que yo pueda decirle, lo mucho que pueda preguntar a otros y lo mucho que planifiquemos. En nuestra actividad habrá muchas cosas que no podamos controlar y surgirán imprevistos.

Es algo inevitable y que tenemos que asumir, porque además explica por qué esos libros de «Cómo hacerse millonario» no funcionan.

Verá, mucha gente hace mucho dinero intentando vendernos lo que se llama una «ilusión de control», la creencia falsa de que podemos controlar y manipular todos los aspectos de lo que estamos haciendo, de manera que podremos obtener el resultado deseado, ya sea el éxito, millones de euros, la felicidad, etc. Pero ya le anticipo que no es así.

Si ha de quedarse con una cosa aprendida, que sea con la siguiente. Su negocio es algo importante, su vida también, igual que las relaciones con los suyos. Pues bien, ninguna de las cosas que son importantes será simple nunca. No se podrán reducir a tres o cuatro factores que, si controlamos o planificamos, nos darán un resultado cierto y exitoso.

En nuestra andadura como negocio, muchos van a intentar vendernos esas respuestas simples, porque los humanos las ansiamos aunque no existan. Querrán vendernos la fórmula «infalible» para conseguir dinero sin esfuerzo o los cuatro trucos para perder peso o que harán que la chica (o chico) de turno se enamore de nosotros.

Y ya le anticipo que puede guardarse su dinero, porque en cualquier situación mínimamente importante, los factores que influyen son muchísimos. Además de eso, una parte de ellos ni siquiera son conscientes y, aunque lo fueran, no podemos controlarlos.

Eso significa que, al final, la suerte también juega un papel importante en todo lo que estamos hablando aquí.

Esto nos resulta un poco inquietante cuando lo consideramos, pero así es la realidad, plagada de incertidumbre.

Y ese es el motivo por el cual los libros de «Cómo hacerse millonario» sólo funcionan para el tipo que escribe los libros y se lucra con ello. Algunos de esos puede que incluso tengan buena intención, pero están afectados por lo que se llama en psicología el «sesgo del superviviente». Ese sesgo es la tendencia humana y natural que tenemos a atribuir nuestros éxitos a cualidades positivas propias (como nuestro arrojo, nuestra inteligencia y resolución…) obviando la multitud de condiciones que también han contribuido a ese éxito y que no tenían que ver con nosotros, como la suerte o la coincidencia de que, porque cierta persona se retrasó o adelantó cinco minutos, se topó con nosotros, pudimos hablar de ese proyecto y resulta que conocía al indicado que estaba interesada en él.

¿Sabe por qué es seguro que el «sesgo del superviviente» es un efecto real? Porque se han publicado y vendido millones de libros sobre cómo hacerse rico y, sin embargo, los ricos no han aumentado su número por millones.

Puede que esos libros que prometen el éxito en lo que sea estén escritos por gente que lo consiguió, puede que honestamente intenten transmitir lo que a ellos les funcionó. Pero da igual. Es imposible, para esos que leen los libros, reproducir todas y cada una de las condiciones que llevaron al escritor al éxito. Son tan complejas, y tantas coincidencias jugaron un papel para que todo encajara (a veces muy pequeño pero necesario) que no es humanamente posible repetir una misma situación dos veces.

¿Quiere eso decir que da igual lo que hagamos? ¿Que estamos en manos de la suerte como emprendedores?

Para nada.

Con pasión, inteligencia y trabajo duro se consiguen muchísimas cosas, pero no siempre todo. Y eso hemos de aceptarlo. He conocido muchos emprendedores que lo hicieron bien y no lo consiguieron. Y no son un fracaso. A veces, simplemente, las cosas no salen y debemos aceptar esa incertidumbre. De hecho, debemos empezar a quitar ese estigma tan negativo que le asignamos al fracaso en nuestra sociedad. El fracaso es como una especie de marca de la vergüenza, cuando en realidad es una medalla a los pocos buenos valientes que lo intentaron. Todo el que tiene éxito fracasa más de lo que triunfa. El máximo anotador suele ser el que más tiros falla, pero cuentan los que anota.

Cada día me esfuerzo por mostrar casos de estudio de otros emprendedores, por revelar lo que me ha funcionado a mí y a otros. Obviamente en todos esos casos hay algo de «sesgo de superviviente». Aunque intento reducirlo, no voy a ser tan arrogante como para decir que yo sí puedo eliminarlo, cuando nadie puede. Pero también advierto siempre de que el éxito seguro no existe, y nuestro papel no debe ser abandonarnos a la suerte, sino intentar poner todas las probabilidades posibles de nuestro lado. Eso es lo que intento con lo que muestro.

Yo no tengo una garantía plena de que voy a disparar y dar en la diana, pero sí sé que, si me preparo, entreno y apunto en la dirección correcta, tengo más probabilidades de acertar.

Y esa es nuestra misión. Los negocios son un juego de números y probabilidades. Las cosas que no podemos controlar no nos deben preocupar, pero las que sí, tenemos que ponerlas a nuestro favor, como sea, en esta batalla.

Si elegimos un buen mercado, si cada día vamos a por clientes, si nos centramos en ejecutar ideas a través de una acción masiva… reduciremos el papel del azar en la situación y aumentaremos el nuestro.

Esa es la misión del emprendedor, esa y aceptar que la incertidumbre es nuestra compañera de viaje.

Abrazar la incertidumbre y la verdadera forma en la que funciona el mundo de los negocios, adoptar una filosofía en la que haré todo lo posible y, después, comprenderé que la suerte está echada, es un paso importante para no ahogarnos en este mar que a veces puede ser turbulento.

1 comentario en “La ilusión de control del emprendedor”

  1. Que buen articulo que hace que uno aterrice en el planeta de la realidad, es cierto a veces uno se deja llevar por esas grandes historias de como algunos hicieron grandes fortunas pero no consigue los mismos resultados y nos empeñamos en alcanzar el éxito sin ningún esfuerzo o tratando de conocer la fórmula que le funcionó a otro… Cuando lo que hay que poner en marcha es la acción acompañada de la pasión y no dejarse amilanar por los fracasos. Saludos

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