Los sucesos inevitables cuando uno emprende un negocio

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Cuando creé Cómo empezar un negocio, tenía muy claro que quería transmitir lo más importante que he aprendido en estos casi quince años por mi cuenta. Y entre esas cosas están los imponderables, eso que sucede, que no puedes evitar y que forman parte del juego. Parte poderosa.

Por eso, el cierre del libro trata ese tema, y creo que es tan crucial, que es importante hablarlo aquí.

Los imponderables

Podría llenar una enciclopedia con todo lo que he aprendido. Usted podría memorizarla, memorizar otras y luego contratar a los mejores expertos para empezar su negocio. Aún con todo eso de su lado, habrá muchas cosas que influyan cuando pongamos la empresa en marcha y no las podremos controlar. Pero nos venden lo contrario. Nos venden, como ya he comentado en el capítulo del timing, una ilusión de control. Aspiramos todo el rato a hacer realidad esa ilusión (de hecho, por eso la venden, porque queremos comprarla), pero en muchas ocasiones es irreal. La incertidumbre es la compañera de viaje del emprendedor y debemos aceptar que tenemos menos control del que pensamos.

Curiosamente y, para reducir el miedo y la desesperanza, estamos inclinados a creer que tenemos ese control cuando no es así. Se ha demostrado que las personas creen poder tener más influencia en la lotería si escogen ellos los números, en vez de asignarlos aleatoriamente. Cuando te paras a pensarlo, te das cuenta de que es completamente irracional. Ambos procesos son igualmente probables desde un punto de vista matemático, con lo que no es mejor escoger uno u otro. Sin embargo, y aunque lo sepamos, seguiremos prefiriendo elegir los números de lotería si nos ofrecen esa opción.

A veces las cosas fallan o aciertan porque elementos que no controlamos han tenido una influencia. A veces se hace todo bien y aún así no sale bien.

Debemos hacer las paces con eso. Nunca lo conseguiremos del todo, porque somos humanos, pero al final hemos de comprender que los imprevistos pueden ocurrir. Hemos de asumir ese hecho en vez de negarlo y, aún así, dejarlo ir y actuar en presencia de ese miedo.

Una vez asumes que no controlas todo, se produce una liberación. Para empezar, se te quita parte del peso de la frustración, porque hay veces que, simplemente, las cosas no funcionan y no es culpa tuya, no es culpa de nadie. Se tiende mucho a victimizar por error a quien le ocurre una desgracia. «Es que lo merece», «algo habrá hecho», «no habrá hecho bien esto o aquello», «debe ser que no se ha esforzado», «será no tiene bastante pasión». Pues a veces es así y otras muchas no. A veces tuvo un accidente, a veces le golpeó la desgracia. Creer que podemos con todo y que todo va a salir bien si nos esforzamos más, es el billete más rápido para la frustración y acabar quemados.

Recuerde, todo lo que es importante nunca es simple. Eso incluye su negocio. En toda situación compleja siempre hay más fuerzas, condiciones y elementos influenciando de los que somos capaces de ver y controlar. Y sí, sé que puede parecer paradójico que en un material sobre cómo empezar un negocio se concluya diciendo que, a pesar de todo lo explicado, hay cosas que no podemos controlar. Pero no es paradójico, es otra regla de juego que hemos de aceptar.

A veces las cosas salen mal y nadie tiene la culpa.

No queremos que el azar o el caos nos dominen. Darnos cuenta de que están ahí y de que juegan un papel más importante del que les atribuimos, es una experiencia que nos vuelve humildes. Y los humanos no nos llevamos bien con la humildad. Reconocerlo nos hace vernos pequeños, en vez de los reyes de la creación, pero es que muchas veces somos pequeños ante el mundo y las situaciones.

Aceptar algo no es ponerlo como excusa. De hecho, el verdadero mérito está en actuar cuando no se sabe lo que pasará. Debemos marchar hacia nuestro objetivo, trabajar y hacerlo lo mejor que sepamos. Con eso habremos puesto todas las probabilidades posibles a nuestro favor a la hora de lanzar el dado. Pero al final es lanzar ese dado y siempre habrá riesgo de que no salga lo que queremos. Un negocio es, por definición, riesgo e incertidumbre.

Hemos de hacer las paces con eso, abrazarlo y luego no dejar que nos paralice bajo ningún concepto, centrándonos en el siguiente paso a dar. Obviamente, esta sección final no tiene aplicación práctica, no se puede controlar lo incontrolable. Sepamos que está ahí y lancemos el dado de todas maneras. En eso reside el verdadero coraje.

Este es un breve extracto de Cómo empezar un negocio, consiga el material completo aquí

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